21 abr 2012

El bosque eterno




Hace como dos o tres semanas Nico me dijo que había retomado algo que siempre le había gustado, que era escribir. Y me mando un cuento que empezóasí que me pareció bueno compartirlo con ustedes, claramente con el permiso de nico; también hice un dibujo bastante improvisado como para que se viera bonita la cosa. Para los que disfrutan leyendo creo que les gustara esto.



El bosque eterno

Primera parte

En una noche oscura, en donde la misma luna perpetúa sus pensamientos en la profundidad de las sombras de un viejo y olvidado bosque se encuentra un niño, un niño con el corazón de dragon, el alma de un hombre y la mente de un humano. El niño con paso tembloroso llega a la entrada de ese viejo bosque, donde se denota el abandono de las mismas almas de los seres vivientes que alguna vez se atrevieron a habitar en ese despiadado y tenebroso lugar.


Frente a ese gran entrada, como un símbolo a todos sus miedo se encuentra el niño que con paso lento y tembloroso se va acercando cada vez mas y mas a esa escalofriante entrada, mientras todo esto sucede el pueblo mismo se regocija al saber que ellos no son los que están ahí, al saber que ellos no son los que van a sentir lo que ese pobre niño va a sentir, pero con unas grandes dudas en sus corazones, ¿Por qué ese niño?, ¿Por qué pasa esto? Y la mas grandes de todas ¿de donde proviene tal voluntad y fortaleza del alma para seguir dando pasos, que es lo que motiva a ese chico al entrar a su sufrimiento y lento atormento donde la muerte misma ya se ha librado y escapado del terror que provoca aquel bosque perdido? Todos se quedan perplejos ante cada paso que da ese niño misterioso, ante la convicción de aquel niño; ya adentrándose ante las fauces del bosque, los aldeanos se van a sus casas uno por uno, con tan solo unos pocos quedándose ante las esperanzas perdidas de volver a ver a ese pobre niño. Ya adentro, mientras se va adentrando cada vez mas y mas en ese profundo bosque, se va perdiendo los rastros de luz con cada paso que da, con cada paso que da va aumentando el sonido de su corazón, con cada paso que da se va achiquitando su cuerpo mientras que su alma permanece fuerte, mientras que su alma mantiene esa maldita convicción que al fina lo llevara a su despiadada muerte. Ya perdido en aquel bosque de sonidos turbios y figuras absorbentes, donde la única luz visible que queda son los pobres rastros de la luna que alguna vez pudo haber llorado por el, se tropieza y cae al suelo entre las profundas raíces de los viejos arboles que se acomodan entre si para dar a ver un camino, el niño perplejo ante este acontecimiento se pregunta el significado de todo esto, los motivos que lo guiaron a aquel bosque y que hoy lo mantienen ahí adentro. Sofocado en llantos el niño en el suelo se absorbe entre los sonidos de los arboles crujiendo debido a la fría brisa de aquel bosque, inesperadamente siente como una rama lo abraza y lo levanta del suelo, abriendo aquellos ojos sollozos ve lo inesperado, ve como un árbol le sonríe mientras que le habla con una voz inhumana, una voz que le causa un miedo incoherente pero que a la vez se alivia con el, y se va tranquilizando mientras el árbol le dice – sigue por este camino y encontraos con lo que buscais – con estas palabras dichas el niño se levanta y sigue con sus pasos. 


Buscando sus respuestas el valiente niño se aventura en aquel camino hecho de arboles, donde estos mismo abren sus ramas más altas para que entre unos pequeños rayos de esperanza y lus al camino que guía al niño. Entre tanto caminar y caminar que parece nunca acabar, en el camino aparece una pequeña niña que no asemeja a ningún ser viviente que ha visto antes, se ve como una niña con una hermosura inigualable e inhumana, pero a la vez se nota su amargura en su cuerpo y cuando siente la presencia de aquel niño y lo voltea a ver para verse los dos a la cara, para ver aquellos ojos tan celestiales de aquella niña, en donde se alcanza a sentir una profunda tristeza en esos ojos, como antes se decía, que los ojos son la puerta hacia el alma, se sentía como esos ojos a uno lo absorbían ante esa profunda y solitaria tristeza de aquellos hermosos ojos. Levantándose y viéndose cara a cara con el niño, sin articular ninguna palabras y ningún sonido, solo con los ojos, la niña se vuelve a sentar en aquella roca en la que ya se encuentra tallada su figura, y se abraza la cabeza para no volver a ver, el niño ante esa confusión se le acerca a la niña y le pregunta que le pasa, y esta responde con una  voz melodioso y armonioso con su entorno pronunciando “las noches pasaran hacia el olvido de nuestras mentes, mientras que los hechos quedaran marcados en los recuerdos de nuestras almas” – ante estas palabras consternado con un desasosiego en lo más adentro de su mente y corazón el niño se quedo viéndola, mientras que todo su cuerpo se estremecía como si fuera al compas de los sonidos de la guerra próxima, inconcluso en sus pensamientos el chico decidió acercarse de nuevo a la niña, consternada su mente, con paso firme le volvió a hablar, esta vez con unas simples palabra de duda y de inocencia que caracteriza a toda persona libre de impurezas y le pregunto – ¿necesitas que te ayude?


Tan simples palabras provenientes de tan simples y nobles pensamientos tocaron a la niña en sus pensamientos penetrantes de ella misma a lo que lo único que pudo reaccionar fue a levantar la cabeza, mirar a los ojos al niño y darle una brillante sonrisa, esas sonrisas que aunque no se expresen corpóreamente son las que provienen del corazón y solo se reconocen al sentir su calor. Al cabe de la simple fuerza de acción reacción que ocasionó esta ola de sentimientos y de gestos se formo un vinculo entre estas personas y la niña le pudo contestar por fin – no soy yo la que necesita ayuda, eres tú, tú que eres el que está perdido en esta tierra olvidado de dioses y de hombres en tan solo busca de respuestas, te ayudare a salir de aquí-.


Con estas palabras dichas y con las convicción del niño apegada a ese hermoso ser, el recorrido de los arboles parecía no ser mas tan sombrío, en el camino la niña comentaba que no conocía su historia, solo se acordaba de haber despertado ahí sentada sola y sin saber de nada ni nadie, asustada ante este mundo solo se pudo flexionar sobre ella misma esperando un fin que sabía que no encontraría pronto, el niño consternado ante esa horrible historia pero a la vez atrapado en el misterio de la belleza de ese ser, el niño siguió caminando solo escuchando su historia y como había dicho antes, solo escuchando lo que quedaba de las marcas de su alma, a la cual siempre iban a estar que aunque no fueran consistentes eran intensos y desbordantes ante el mas mínimo estimulo de las memorias. Llegaron al final del camino que formaban los arboles para darle entrada de nuevo al bosque olvidado, el niño con solo poder mostrarle su agradecimiento ante ese ser tan magnífico que aunque haya sido poco tiempo le mostro y le dio grandes enseñanzas hizo lo único capaz de poder hacer y lo que le hacía falta y fue darle un gran abrazo, como aquellos que uno sabe que nunca más volverá a dar por saber cosas que desearía no saber, le dio ese abrazo que le llego a cada rincón de su cuerpo, alma, mente y corazón, para sentir una y ultima vez ese calor que le provocaba ese ser tan espectacular, ante este acto la niña solo respondió con una sonrisa, le devolvió el abrazo y le dijo – hasta aquí como tu sabrás te puedo acompañar, aunque este ausente el hecho de habernos encontrado quedara impregnado y sellado en nuestras almas con unos lazos únicos, recuerda que aunque este en lo más profundo de la oscuridad, soledad y tristeza siempre habrá un pequeño rayo de luz que con la voluntad se podrá expandir como aquí ocurrió con los arboles, recuerda siempre que me llevaras en tus memorias, tu corazón y si logramos mas llegaras a tenernos en nuestras almas para cuando me necesites, nunca te abandonare –, después de esto se termino el abrazo y el niño avanzo por la salida del camino que le hacían los arboles demacrados y al voltearse después de la salida vio que ya no había ningún camino que recordar.

De vuelta en el bosque con la fría brisa golpeándole el rostro pero sin quitarle su sonrisa al niño, debido al calor interno de sus emociones siguió caminando con paso aun más firmeza y convicción que antes, en buscas de respuestas a preguntas olvidadas el niño se aventuro mas en el bosque, al cabo de un gran movimiento lunar donde pareciera ya acabarse se encontró con algún otro ser, pero este no tenía ni forma humana ni demoniaca, este solo era una sombre amorfa donde lo único reconocible era sus ojos rojos que proporcionaban una vista penetrantes y espantadora, ante este encuentro se escucho una voz que pareciera provenir de todos lados al unisonó, pero que a la vez solo podría provenir de esa sombra amorfa que se movía con los sonidos del aire, una voz profunda que pareciera llegar a cada rincón de tu cuerpo y estremecerlo como hoja ante una brisa que predice la llegada de la tormenta, le dijo – ¿tú qué haces en estos lados oscuros donde nadie se ha atrevido a venir y sobrevivir? ¿tú qué haces disturbando mi tranquila soledad? – a lo que el niño le respondió con voz tosca y cortada – he venido en busca de respuestas, respuestas que pueden que estén en mis recuerdos o que puede que este bosque aunque olvidado, solo y casi muerto me dé, o que tú mismo logres otorgarme alguna pista de lo que he venido a hacer aquí, de lo que me impulsa la vida – la sombra se quedo viéndolo ya sin moverse junto con el aire, estático ante la visión del niño y este igualmente perplejo y estático que la sombra.


Esta ante la respuesta del chico decidió darle lo que él quería, lo envolvió en su cuerpo oscuro para llevarlo a una sofocación y una agonía indescriptible, donde ya cayendo al suelo el niño se recogía ante el mismo en una posición fetal para resguardarse el mismo, ese frio que hacía en el interior del manto oscuro de la sombra, esa soledad y ese sentimiento tan frio y desalentador que se puede sentir en esta vida y en ninguna otra, hicieron caer al niño en un profundo sueño, donde veía al pueblo que lo observaba sin hacer ni decir nada ante su entrada en el bosque, ver como pasaba su vida por sus ojos, ver como cada vez se sentía mas y mas frio sin poder hacer nada y sentía la pérdida de sus pensamientos y de su cuerpo, sentía como se desprendía de ese bosque y del mundo para no verlo nunca más. Mientras más pasaba el tiempo, mas se perdía en sus pensamientos y de este mundo, sentía la profunda soledad, aquella soledad que un día le temió pero que se olvido, aquella soledad que volvía para carcómelo desde lo más profundo de su alma; ya arrodillándose ante esos sentimientos recordó el pasaje entre los arboles con el hermoso ser, recordó el calor y sus pensamientos, y entre la profunda oscuridad vio una pequeña luz que se acercaba con él, y cada vez que se acercaba más grande se hacía, y entre más grande se hacía lograba divisar la imagen del hermoso ser que le traía el calor que lo confortaba,  entre mas recordaba mas calor le daba y así hasta despertar, y levantarse para ver de nuevo a la sombra.


La sombra le pregunto - ¿ya has encontrado tus respuestas y experimentado lo que yo viví? – a lo que el niño le asiente y la sombra se desvanece entre la brisa fría que penetra por última vez al niño para paso a la vista a una reja inmensa que se alzaba hasta por encima de las copas de los árboles y parecía llegar hasta el cielo mismo, al atravesar estas puertas parecía que todo hubiera sido un sueño, tras las puertas se encontraba un viejo castillo olvidado pero que su belleza se mantenía conservada a través de los años, donde la naturaleza volvía a renacer de una forma tan bella y exquisita, al atravesar la puerta en un muro había un viejo grabado que se leía con facilidad donde decía “como el ave fénix, nosotros podremos renacer de nuestras cenizas, no mas fuertes ni poderosos pero si con una mayor fuerza de voluntad y sentimientos con los que nos ayudara a crecer hasta ser las mejores personas que podremos ser de nosotros mismo” y justamente debajo de esa vieja inscripción decía “todo lo aprendido en la vida nos enseñara la belleza, calor y bondad del mundo, pero a la vez nos mostrara el frio, la soledad y lo peor de este mundo; ninguno podría vivir sin el otro como el ying y el yang, y nadie podría aprender bien con tan solo el ying o con tan solo el yang, la vida nos mostrara el valor de cada cosa, buena o mala, pequeña o grande, cada uno tendrá su valor proporcionado a su existencia”
Con estas palabras dichas, con el corazón lleno y unas lagrimas emergiendo de los ojos, el niño pudo seguir caminando con una gran sonrisa en el corazón y brazos abiertos a lo que este mundo le prepare y a las personas que van a estar con ellas. Volteándose y ver de nuevo el bosque olvidado y poder agradecerle por la marca de luz y de oscuridad que le dejo en el alma, con agradecimiento por las enseñanza que le otorgo y con gran confianza en si mismo partió hacia el castillo que con solo el roce del viento se lograba escuchar la mejor música que los oídos nunca más podrán escuchar …



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...